Su implicación es una garantía real de la eficacia y sostenibilidad del enfoque.

Sin embargo, ¡sólo se puede gestionar lo que se puede medir! Esto significa que hay que tener una visión exacta y precisa de los recursos disponibles, de los usos a los que se destinan (agua potable, agricultura, energía, etc.) y de los ecosistemas asociados. 

Para hacer realidad el desarrollo sostenible y adaptarnos a los impactos del cambio climático, necesitamos mejorar nuestros conocimientos y la circulación de la información para fundamentar mejor el proceso de toma de decisiones. 

Por lo tanto, hay que tratar de mejorar la gestión de los datos en todas las etapas, desde la producción, el tratamiento y la validación de la fiabilidad hasta la puesta en común y la difusión.

También hay que apoyar la creación y el fortalecimiento de Sistemas de Información sobre el Agua (SIA) fiables, sostenibles y compartidos. Estos sistemas proporcionan los conocimientos esenciales para la gestión sostenible de los recursos hídricos, tanto en términos de cantidad como de calidad, en una amplia gama de cuestiones como sequías, inundaciones, precipitaciones, evaporación y caudales fluviales.

La recogida de datos puede mejorarse combinando múltiples fuentes y sensores convencionales e innovadores.

  • Combinando una red fiable de estaciones in situ, capaz de calibrar y validar los datos recogidos, con los avances tecnológicos.
  • Satélites (para altimetría e imágenes). Por ejemplo, el nuevo satélite SWOT (Surface Water Ocean Topography) dedicado a recoger datos altimétricos, lanzado el 16 de diciembre de 2022, ha marcado la historia de la hidrología espacial al permitir por primera vez estudiar casi todas las aguas superficiales de la Tierra.

También son muy prometedoras las aportaciones de la teledetección (datos e imágenes de satélite, drones) y de la colaboración ciudadana (crowdsourcing) a través de la ciencia ciudadana basada en las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).

En un espíritu de interés general, la RIOC promueve por lo tanto una mejor cooperación a través de la puesta en común de estos datos, entre sectores y a diferentes niveles geográficos, así como su difusión a los usuarios del agua, respetando las competencias de cada productor de datos.

La producción y el tratamiento de los datos no deben limitarse a silos puramente sectoriales, sino que deben formar parte de un sistema integrado de información. Este es un elemento clave de la gestión integrada de los recursos hídricos, que abarca no sólo los recursos hídricos, sino también datos sobre el uso del suelo, las prácticas agrícolas, la biodiversidad y la salud medioambiental, por ejemplo.

El éxito de la creación de conocimientos mediante la gestión de datos y el desarrollo de sistemas de información sobre el agua es esencial para la planificación estratégica. Pero este éxito nunca depende únicamente de factores técnicos. La gobernanza compartida y la capacidad de poner en marcha mecanismos de financiación sostenibles son también factores decisivos.