La historia de las «guerras del agua» ocupa regularmente los titulares de los medios de comunicación, alimentando el temor de que las tensiones en torno al oro azul sean una fuente potencial de conflictos en estas cuencas.

Aunque el análisis histórico desmiente esta idea, ¡el pasado no augura nada bueno para el futuro!

De hecho, las tensiones en torno a los recursos hídricos van en aumento. Se ven exacerbadas por las alteraciones del ciclo del agua causadas por el cambio climático, el crecimiento demográfico y los modelos de consumo y producción insostenibles.

Superar pacíficamente la crisis del agua aprovechando el potencial de cooperación exige un gran esfuerzo. Para sacar el máximo partido de la gestión concertada de los ríos y lagos transfronterizos, debemos aumentar significativamente los recursos destinados a crear y reforzar los organismos de cuenca transfronterizos.

El derecho internacional del agua (sobre todo la Convención de Helsinki de 1992 y la Convención de Nueva York de 1997) nos invita a ello.
También subraya la necesidad de equilibrar el «principio de no daño» y el «principio de uso equitativo y razonable», que lo estructuran, para reforzar la cooperación y crear una solidaridad aguas arriba-aguas abajo entre los Estados ribereños.

Los marcos jurídicos regionales, como la Directiva Marco del Agua (DMA) para la Unión Europea y el Protocolo del Tratado de la Comunidad para el Desarrollo del África Meridional (SADC) en África Meridional, y los específicos de las aguas subterráneas (proyecto de artículos de la Comisión de Derecho Internacional sobre el derecho de los acuíferos transfronterizos de 2008) se han hecho eco de este imperativo de cooperación.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) también proporcionan un marco político para mejorar la gestión integrada de los recursos hídricos transfronterizos, con una meta específica (6.5) y un indicador (6.5.2) para supervisar los avances.

Muchos Estados están comprometidos con la cooperación y están estableciendo una Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH) con sus vecinos a escala de las cuencas y acuíferos transfronterizos que comparten. Obtienen más beneficios del ejercicio coordinado de sus respectivas soberanías de los que habrían obtenido mediante el unilateralismo.

¡Cooperar significa una gestión más eficiente del agua!

Compartir los volúmenes de agua y los beneficios derivados de su uso, compartir experiencias y una gobernanza innovadora, e invertir en proyectos conjuntos, sobre todo de infraestructuras, son excelentes maneras de garantizar el desarrollo sostenible, adaptarse al cambio climático, preservar la biodiversidad y prevenir conflictos.